En la fibrilación auricular, las dos cámaras cardíacas superiores
(aurículas) laten de manera caótica e irregular, sin coordinación con
las dos cámaras inferiores (ventrículos). Los latidos descoordinados
fruto de la fibrilación auricular hacen que el corazón bombee con menor
eficacia que bajo situaciones normales y, como resultado, el cuerpo
recibe menos cantidad de sangre en cada latido. Esta situación puede
provocar varios síntomas, entre ellos, disminución de la presión
sanguínea, mareo, debilidad y falta de aire.
En ocasiones, la rapidez de la frecuencia cardíaca vinculada a la
fibrilación auricular puede derivar en dolor o molestia en el pecho
(angina) debido a la disminución del flujo sanguíneo hacia el músculo
cardíaco. La gente con alguna enfermedad cardíaca previamente existente
es especialmente susceptible a presentar ese síntoma de la fibrilación
auricular. Además, la angina podría ser difícil de distinguir de otros
tipos de dolor de pecho; de manera que si usted siente dolor en el
pecho, es importante que busque atención médica de inmediato.
Si bien la fibrilación auricular puede ocasionar dolor en el pecho y
otros síntomas parecidos al ataque cardíaco, esta afección no deriva en
un ataque al corazón. Por el contrario, el ataque cardíaco (infarto de
miocardio) ocurre cuando se obstruye la arteria coronaria que abastece
de sangre al corazón, privándole de la sangre y oxígeno vitales.
Lo más común es que la obstrucción se deba al estrechamiento de la
arteria coronaria, a consecuencia de la acumulación de colesterol
(placas), afección que se conoce como ateroesclerosis. Dichas placas
pueden desprenderse y, cuando lo hacen, en el sitio donde se rompe la
placa se forman coágulos sanguíneos. Si un coágulo es lo
suficientemente grande, puede obstruir totalmente el flujo sanguíneo a
través de la arteria, ocasionando un ataque cardíaco.
La fibrilación auricular no crea las situaciones que llevan a un
ataque cardíaco, pero el ataque cardíaco sí puede causar fibrilación
auricular. En el caso de que la arteria coronaria implicada en el
ataque cardíaco normalmente provea de sangre a las aurículas, esa falta
de flujo sanguíneo podría dañar los tejidos auriculares y el resultado
podría ser una fibrilación auricular.
A pesar de que la fibrilación auricular no aumente su riesgo de
sufrir un ataque cardíaco, la afección efectivamente aumenta su riesgo
de presentar otras complicaciones graves, como un accidente
cerebrovascular. El ritmo cardíaco irregular de la fibrilación
auricular puede ocasionar acumulación de sangre en las aurículas y
formación de coágulos. Si bien esos coágulos no derivan en un ataque
cardíaco, alguno puede desprenderse de la aurícula y desplazarse por el
torrente sanguíneo hasta el cerebro, donde obstruye el flujo sanguíneo y
ocasiona un accidente cerebrovascular.
El riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular por fibrilación
auricular es mayor conforme la persona envejece. El riesgo también
aumenta entre la gente que padece hipertensión o diabetes, tiene
antecedentes de insuficiencia cardíaca o sufrió anteriormente un
accidente cerebrovascular. Si usted padece de fibrilación auricular,
medicamentos como los anticoagulantes pueden disminuir bastante su
riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.
La insuficiencia cardíaca también puede ser un problema,
especialmente cuando la fibrilación auricular no está bien controlada.
El motivo de preocupación es que la fibrilación auricular con frecuencia
cardíaca rápida y descontrolada puede ir debilitando al músculo
cardíaco, hasta terminar en una incapacidad crónica del corazón para
hacer que la sangre circule de manera suficiente como para abastecer las
necesidades del organismo.
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